Siembra odio y recogerás votos. La hoja de ruta del populismo en la conquista del poder.

Carmela Ríos
4 min readApr 21, 2021

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Algunas ideas sobre la diabolización del contrario y su mejor gurú: el consultor político que consiguió hacer de Orban en 2010 “un Trump antes de Trump.”

Si vives en una sociedad donde, desde hace unos años, las disputas ideológicas han subido de tono más de lo razonable, no es mala idea retener este nombre: Arthur Finkelstein. Es el inspirador y de la “campaña electoral en negativo” que puede ser resumida así:

  1. Ataca sin piedad a tu contrincante y conviértelo en alguien tan digno de odio que sus propios simpatizantes optarán por abstenerse. No votarán por ti pero tampoco por él.
  2. No centres tu campaña en hablar de ti sino en atacar a tus oponentes, diabolizarlos. A personas, no a partidos.
  3. Los hechos importan poco en el contexto emocional de campaña electoral.
  4. Haz campaña en negativo, inoculando el miedo y, con él, la polarización.
  5. Consigue que los términos que definen a tus enemigos que no sean insultos terminen siéndolo.
  6. En política la verdad es lo que tú percibes como verdad, no la verdad como tal.

Arthur Finkelstein (1945–2017) fue un adelantado a su tiempo en dos aspectos: el uso del data (era un experto en encuestas) y de la segmentación de anuncios de públicos (microtargeting) a la hora de dirigir los mensajes electorales. Y esto… cuando no existían las redes sociales. Trabajó con Nixon, con Reagan y se le atribuye la creación del lema de campaña de este último para la campaña de 1980. Quizás os suena? Fue recuperado después para otro de sus clientes, Donald Trump, que aplicó con éxito la doctrina del “rejecting vote” de Finkelstein.

Para Finkelstein es difícil cambiar el sentido del voto de la mayoría. Es más efectivo disuadir el voto del contrario. Lo explicaba él mismo en una de sus escasas intervenciones públicas, una conferencia que impartió en Praga en 2011 (Minuto 21)

Finkelstein triunfó en Israel tras ayudar a la victoria a Benjamin Netanyahu en 1996. Usó su fórmula magistral: el miedo transmitido con crudos mensajes de ataques con los mismos mensajes: “Peres dividirá Jerusalén”

La obra maestra de Finkelstein llegaría años más tarde cuando el húngaro Viktor Orban recurrió a sus servicios. La campaña negativa funcionó también para Orban. Este quiso asegurarse la reelección en 2010 y Finkelstein le proporcionó la clave.

“Necesitas construir un enemigo” permanente, alguien al que acusar de controlarlo todo, alguien sobre el que proyectar todas las culpas y los odios.

Este episodio del podcast @Epidemia_Ultra lo contextualiza muy bien.

Ahora quizás puedas explicarte porqué el nombre de George Soros aparece en boca de tantos líderes de derecha radical El magnate húngaro fue el enemigo perfecto elegido por Orban para construir un relato de amenaza y miedo sobre el que perpetuarse en el poder… hasta hoy.

El periodista Hannes Grassegger diseccionó en un gran relato publicado en Buzzfeed cómo Finkelstein y Orban acabaron dando forma a un enemigo planetario. Una campaña negativa que, con redes sociales, multiplicó su impacto hasta el infinito y perdura hasta hoy.

El odio a Soros se ha convertido en un “odio comodín” permanente y aplicable a las estrategias electorales de todo el mundo. Su nombre aparece sistemáticamente en la lista de malos de conspiracionista y partidos de derecha radical, también en España.

Finkelstein falleció en 2017. El obituario que le dedicó The New York Times incluye una cita textual que cierra el artículo. “Dije que quería cambiar el mundo, lo hice, lo empeoré”.

Finkelstein se fue pero dejó tras de sí una generación de consultores políticos que han asesorado, y asesoran, a fuerzas populistas en la aplicación de la campaña negativa. Los insultos y la demonización del adversario han sustituido a la propuesta o el argumento.

Las democracias de todo el mundo se encuentran ante uno de sus grandes desafíos.

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Carmela Ríos
Carmela Ríos

Written by Carmela Ríos

Periodista (TVE, Antena 3, CNN+, AFP) Feliz en el aprendizaje y en los nuevos desafíos.

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